Skip to content
Simio background artwork

La mano de obra zombie: Cuando los recursos ociosos consumen su presupuesto

Personal de Simio

octubre 3, 2025

El descubrimiento de medianoche

Las luces fluorescentes parpadeaban mientras Lauren, la meticulosa directora de planta con quince años de experiencia en fabricación, hacía su ronda de medianoche en Meridian Manufacturing. Algo iba terriblemente mal. Las instalaciones bullían de actividad -máquinas en marcha, trabajadores en sus puestos-, pero los informes mensuales contaban una historia diferente. Los beneficios caían en picado y los indicadores de productividad mostraban un descenso a pesar del aparente ajetreo.

Las instalaciones de Lauren se habían infectado con algo mucho más siniestro que cualquier avería mecánica: el fenómeno de la mano de obra zombi. No se trataba de zombis de película, sino de algo igualmente aterrador para la fabricación: equipos y personal que consumían recursos sin generar un valor proporcional. Los estudios del sector muestran que los residuos de fabricación suponen aproximadamente el 20% de cada dólar gastado, unos 8 billones de dólares anuales en todas las operaciones mundiales.

Signos vitales operativos engañosos

Los primeros síntomas aparecieron sutilmente. A pesar de funcionar aparentemente a pleno rendimiento, la producción se había estancado misteriosamente. Los informes de utilización de los equipos mostraban que las máquinas funcionaban con normalidad, pero la planta producía menos productos acabados por turno que en trimestres anteriores.

Madison, jefa de operaciones con fama de eficiente, había agotado todas las soluciones tradicionales de su trillado manual de fabricación. Su mesa estaba repleta de revistas especializadas del sector mientras aplicaba políticas de horas extraordinarias, solo para ver cómo aumentaban los costes laborales sin que se produjeran las mejoras de producción correspondientes.

Olesya, la aguda analista financiera cuyas características gafas de montura roja hacían juego con su atención al detalle, había sido la primera en detectar los patrones que otros pasaban por alto. «Nuestros cuadros de mando muestran números verdes en la mayoría de los indicadores», explicó, «creando una falsa sensación de seguridad mientras las ineficiencias se propagan como una infección».

Investigación forense digital

Desesperada por encontrar respuestas, Lauren recurrió a Gregory, un antiguo ingeniero de fabricación pionero en técnicas de simulación de eventos discretos. Su mente analítica, que no llevaba más que un maletín de ordenador portátil y una reputación de resolver lo irresoluble, podía ver a través del caos de los sistemas complejos.

«Lo que están experimentando», explicó Gregory, ajustándose las gafas, «es pseudoutilización: actividad que consume recursos sin hacer avanzar los productos hacia su finalización». Señaló un puesto de trabajo que mostraba una utilización del 90% en los informes. «Esta máquina parece muy utilizada, pero la simulación muestra que el 35% de su tiempo de funcionamiento se dedica a actividades que no añaden valor, como ajustes innecesarios, espera de materiales y cambios excesivos.»

A diferencia de los métodos de supervisión tradicionales, la simulación de eventos discretos modela todo el sistema como una red de eventos y recursos interconectados. La tecnología de gemelos digitales proporcionó una visión sin precedentes al crear una réplica virtual del sistema de fabricación.

Descubrir la inquietante verdad

La simulación reveló una escalofriante realidad: aproximadamente el 40% de los recursos de las instalaciones funcionaban en modo zombi, consumiendo energía, materiales y mano de obra mientras aportaban un valor mínimo a la producción.

Justin, el supervisor de producción que había ido ascendiendo desde la línea de producción a lo largo de doce años, hizo un gesto enfático al describir lo que había observado. «Nos hemos entrenado para optimizar la apariencia de la actividad en lugar de la creación real de valor», dijo, dándose cuenta de que los resultados de la simulación confirmaban lo que sospechaba pero no podía probar.

La simulación demostró que Meridian pagaba anualmente por días de tiempo completamente ocioso, tiempo que parecía productivo pero que no generaba ningún resultado significativo. En concreto, la simulación identificó tres problemas importantes en la asignación de recursos: excesivas configuraciones de máquinas entre distintos tipos de productos, mantenimiento de equipos programado durante periodos de máxima producción y asignaciones de trabajadores que no se ajustaban a los requisitos de cualificación. Estas actividades aparecían como «tiempo ocupado» en los informes, pero en realidad consumían recursos sin aportar valor añadido.

Exorcizar a los vampiros de recursos

Con un conocimiento claro de la situación, Gregory implantó una solución integral mediante simulación avanzada que creaba modelos gemelos digitales detallados que captaban todos los aspectos de la utilización de los recursos.

Marni, la innovadora gestora de sistemas informáticos cuyas soluciones de integración habían salvado una vez a la empresa durante una importante migración de sistemas, se inclinó hacia delante para estudiar la interfaz de simulación. «Los análisis del sistema analizan continuamente los patrones de rendimiento», explicó, mientras sus dedos volaban por el teclado, «identificando los casos en los que los recursos parecen ocupados pero no están contribuyendo a los objetivos de producción».

La simulación permitió a Meridian probar diferentes estrategias de asignación de recursos sin interrumpir las operaciones, lo que resulta especialmente valioso para optimizar los horarios de los turnos y eliminar las oportunidades de desarrollo de mano de obra zombi. Estas estrategias incluían la agrupación de productos similares para reducir el tiempo de cambio, la reprogramación del mantenimiento preventivo fuera de las horas punta, la formación cruzada de los operarios para eliminar los cuellos de botella y la aplicación de técnicas de cambio rápido que redujeron los tiempos de preparación en un 65%.

Resurrección de la productividad

La transformación superó incluso las optimistas previsiones de Gregory. En seis meses, las instalaciones lograron un aumento de la productividad del 65%, al tiempo que reducían los costes operativos en 2 millones de dólares anuales. La utilización de los equipos mejoró drásticamente y la calidad de la utilización cambió radicalmente: las máquinas dedicaron mucho más tiempo a actividades de valor añadido que a preparaciones, ajustes y esperas. La proporción entre tiempo productivo y tiempo total de funcionamiento aumentó del 60% al 85%.

Dan, cuyos veinticinco años en la industria manufacturera le habían valido un puesto en la dirección ejecutiva, se había mostrado inicialmente escéptico ante la teoría de la «plantilla zombi». Su rostro curtido, que había visto ir y venir innumerables iniciativas de eficiencia, mostraba ahora alivio y determinación al revisar los resultados. «El cambio más significativo», observó, estudiando las métricas del antes y el después, «es nuestro paso de una gestión reactiva de los recursos a una proactiva».

La moraleja es clara: en la fabricación moderna, las mayores amenazas para la eficiencia a menudo se esconden a plena vista. Sólo mediante modelos y análisis de simulación avanzados pueden las organizaciones detectar y eliminar estos insidiosos vampiros de la eficiencia que consumen la savia operativa. La cuestión para todos los líderes de fabricación es si reconocerán las señales de advertencia antes de caer víctimas de este fenómeno silencioso pero devastador.